El punto de partida de la investigación de C0r0n@2Inspect es el informe provisional del doctor Campra, que presenta por primera vez pruebas y evidencias de la presencia “muy probable” de óxido de grafeno y sus derivados en la vacuna Comirnaty™ (Pfizer). Desde un punto de vista estrictamente científico, las pruebas gráficas presentadas y su comparativa con muestras de grafeno, no dejan duda de la semejanza del material observado a través del microscopio, puesto que abundante literatura científica confirma la morfología y patrones del contenido de los viales analizados. Este trabajo es fundamental, puesto que el análisis de las vacunas fue negado, dificultado y evitado por las autoridades. El trabajo de Campra arroja luz a la composición de la vacuna y representa un ejercicio de responsabilidad, puesto que desvela y alerta de materiales no declarados en las vacunas, que son muy perjudiciales para la salud de las personas.
Teniendo en cuenta la veracidad de las imágenes obtenidas por el doctor Campra, así como la gravedad del descubrimiento, por sus implicaciones para la salud pública, C0r0n@2Inspect se planteó el análisis de la literatura científica que vinculase el óxido de grafeno con el desarrollo de vacunas, en línea con las indagaciones del canal Infovacunas y La Quinta Columna. En concreto se revisó la patente CN112220919A de “Vacuna recombinante de nano-coronavirus que toma óxido de grafeno como portador” en la que, para sorpresa de todos, el óxido de grafeno formaba parte de los componentes esenciales de una vacuna de Coronavirus, desde el año 2020. Esto resultaba suficientemente sospechoso como para paralizar la campaña de inoculación hasta realizar las investigaciones pertinentes, teniendo en cuenta la toxicidad del grafeno y los daños que puede llegar a producir. Si bien la patente declaraba el efecto adyuvante del óxido de grafeno, también es cierto que los problemas y complicaciones de su inoculación en el sistema nervioso, inmunológico, genético, celular… son mayores a los posibles beneficios, tal como se analizaría posteriormente en decenas de artículos científicos.
Considerando que el curso de los acontecimientos en julio de 2021, no hacía prever que las autoridades paralizaran la campaña de vacunación, en favor de una más que razonable investigación sobre las vacunas, sus componentes, seguridad, efectos y problemáticas, C0r0n@2Inspect continuó revisando artículos científicos sobre el grafeno, que tuvieran algún vínculo con la enfermedad de la COVID-19. Se encontró el trabajo de Srivastava, titulado “Potencial de los materiales a base de grafeno para combatir el COVID-19: propiedades, perspectivas y prospectivas“, que dejaba claro el estrecho vínculo del grafeno con el COVID-19 (negado por las empresas verificadoras y diversos colectivos). El grafeno tendría capacidad para “matar el virus SARS-CoV-2“, lo que justificaría su uso en todo tipo de materiales y componentes médicos, lo cual contrasta con la retirada de mascarillas de grafeno del mercado en ese mismo año 2021. Pero, igualmente inquietante es la afirmación de que el grafeno favorece la técnica de edición genética CRISPR-Cas9 debido a que “el grafeno actúa como transistor de efecto de campo, por sus propiedades magnéticas, lo que favorece la detección de secuencias genéticas para su modificación“. Dicho de otra forma, el material advertido por el doctor Campra en su informe preliminar, potencialmente podría servir para los propósitos de edición genética del ser humano. Esto resultaba muy grave, dado que la opacidad de las autoridades y su negativa a realizar ningún análisis que esclareciera la composición de las vacunas, no permitía descartar esta posibilidad. Por tanto, la vacunación sucedía sin que las personas que accedían a este experimento, supieran el contenido de lo que se inoculaba, sin posibilidad de saber a Ciencia cierta, si además de la toxicidad propia del óxido de grafeno, podría haber otras finalidades como la edición o modificación de su genética, las consecuencias para su descendencia, sin saber qué genes se alteran, modifican, eliminan o reemplazan y por qué o con qué finalidad. El trabajo también recogía que el número de dosis o bien la cantidad de grafeno podría resultar tóxico “provocando cambios patológicos significativos, como la formación de granulomas, principalmente localizados en los pulmones, riñones, hígado y bazo“, lo que no dejaba de llamar la atención, por lo contradictorio de sus efectos y aplicaciones.
De esta forma, C0r0n@2Inspect quiso profundizar en los efectos y daños que podía provocar el grafeno, óxido de grafeno y sus derivados en el cuerpo humano, a fin de poder ponderar la amenaza que suponía la introducción de este material en las vacunas, que se estaban promocionando y aconsejando repetidamente desde los gobiernos, autoridades sanitarias y medios de comunicación. Se encontró el artículo científico de Palmieri, titulado “Óxido de grafeno en contacto con la sangre” en el que se constatan los peligros del óxido de grafeno en forma de nanohojas, escamas del tamaño de unos pocos cientos de nanómetros, que provocan la destrucción de celular y en contacto con la sangre, la tromboembolia, pudiendo ocluir los vasos pulmonares y tener un impacto coagulador después de su inyección. También se constata que el óxido de grafeno “inducía la expresión de citocinas proinflamatorias de una manera dependiente del tamaño, siendo el óxido de grafeno de menor tamaño (<1 μm) más eficaz que las más grandes (1-10 μm)“. Este efecto se conoce con el nombre de “tormenta de citoquinas“, como uno de los fenómenos más contrastados en las infecciones COVID durante la pandemia, lo que resulta una coincidencia muy reveladora, puesto que el supuesto virus, al igual que el óxido de grafeno, la provocan. Esto permite plantear múltiples preguntas y cuestiones de investigación, entre las que cabe destacar una muy importante ¿Es el óxido de grafeno, en realidad, el responsable de la COVID-19? ¿Acaso se ha confundido el virus con un material altamente tóxico? ¿Por qué los gobiernos se oponen al estudio y análisis independiente de las vacunas? Sin embargo, lejos de terminar la lista de daños y efectos nocivos del grafeno y sus derivados, se encontraron otros como por ejemplo toxicidad para células pulmonares, inflamación de las vías respiratorias, respuesta biológica aguda en los pulmones, toxicidad en las células epiteliales del pulmón, citotoxicidad y genotoxicidad en las células de fibroblastos del pulmón, apoptosis celular, daño mitocondrial, osteogénesis, citotoxicidad en eritrocitos y fibroblastos cutáneos, daños en membranas lisosomales y mitocondriales, liberación de radicales libres, necrosis en macrófagos, genotoxicidad, epigenotoxicidad, disfunción multiorgánica, daño celular en el endotelio, daños en la barrera del trofoblasto placentario, alteraciones del sistema inmunológico, inmunodepresión, daños neurológicos y en el sistema nervioso, y un largo etcétera que puede ser consultado en las páginas de bibliografía científica de este blog [1] y [2], donde se encuentran todos los estudios analizados, debidamente citados y referenciados para su consulta.
Las problemáticas del grafeno y sus derivados quedaban patentes en muchos trabajos de investigación que era preciso conocer. Fue entonces, cuando C0r0n@2Inspect trató de comprender la interacción del grafeno con el sistema nervioso y su conexión con la neurología. El óxido de grafeno afectaba al tejido cerebral, de hecho así lo afirma el trabajo de Rauti titulado “Las nanohojas de óxido de grafeno remodelan la función sináptica en las redes cerebrales cultivadas“. Esto resultaba muy grave, puesto que significaba que el óxido de grafeno podría interferir en el correcto funcionamiento de la actividad neuronal. Los autores de este trabajo estaban de acuerdo en la citotoxicidad del material, inequívocamente dañino para las células del hipocampo, la neuroglia y las neuronas, sin embargo, el grafeno poseía la capacidad para interactuar entre las neuronas, a modo de interfaz de la sinapsis neuronal. Inicialmente no se comprendía el significado de este descubrimiento, aunque más tarde sirvió para verificar la hipótesis de la neuromodulación. El grafeno y sus derivados son materiales que pueden servir como electrodos inalámbricos para interactuar con la red neuronal que conforma el cerebro, dado que transmiten las diferencias de potencial que generan los neurotransmisores y las neuronas, y viceversa, puede aplicar a las neuronas y al tejido cerebral los estímulos eléctricos que se transmiten a través de campos magnéticos o radiación electromagnética.
Debido a la complejidad de las interacciones del grafeno con el cerebro y a la presencia testimonial de ARNm en las vacunas, de acuerdo al informe técnico provisional del doctor Campra, se llegó a la siguiente pregunta ¿Si una parte significativa de las vacunas es grafeno y en menor medida ARNm, qué papel juega en combinación con el primero? Esto es importante, puesto que quizás el ARNm no tenía la función que realmente declararon las empresas farmacéuticas, responsables de las vacunas. La literatura científica arroja el trabajo de Joo, titulado “Nanopartículas porosas de núcleo-capa de óxido de grafeno de silicio para la entrega dirigida de siRNA al cerebro lesionado” en donde se busca diseñar una terapia para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, para lo cual es necesario superar la barrera hematoencefálica, portar el fármaco o carga terapéutica, lo cual puede incluir proteínas, ARN viral, evitando o interfiriendo el sistema inmunológico, hasta alcanzar la zona afectada del cerebro. Para conseguirlo, se crean nanopartículas de óxido de grafeno debido a su capacidad para absorber el fármaco y depositarlo en el cerebro debido a sus propiedades piezoeléctricas y magnéticas, que al ser estimuladas por corrientes eléctricas, permiten la liberación de la carga. Este estudio venía a corroborar el interés de la comunidad científica por superar la barrera que protege el cerebro de agentes tóxicos y patógenos, esto es la barrera hematoencefálica, corroborado en estudios posteriores. Obviamente, si el grafeno y sus derivados pueden alcanzar el cerebro, las consecuencias e implicaciones de este material podrían ser de una escala difícil de ponderar.
Dado que la escala del grafeno puede ser micro y nano, se llegó a pensar en la posibilidad de que pudiera ser inhalado o asumido por diversas vías y medios. Una de las hipótesis con las que se trabajaba era su posible diseminación aérea, para lo cual era necesario conocer si era factible la emisión de aerosoles de grafeno. Lamentablemente, la respuesta a este interrogante fue positiva. El trabajo de Wang, titulado “Arrugado inducido por evaporación de nanohojas de óxido de grafeno en gotitas aerosolizadas: relación de fuerza de confinamiento“, demuestra que sí es posible, para lo cual se necesita un nebulizador Collison que permita calentar una solución acuosa de óxido de grafeno. Adicionalmente las imágenes del óxido de grafeno de dicho estudio son equivalentes a las obtenidas por el doctor Campra, lo que permitía corroborar doblemente la afirmación. Llegados a este punto, las preguntas que se plantean en la investigación se multiplican ¿Podría haberse generado la pandemia deliberadamente a partir de aerosoles de grafeno? ¿En caso de ser inhalado podría ocasionar la enfermedad de la COVID-19? ¿Qué otras formas de asimilación o contaminación podrían encontrarse? ¿En qué otros campos y áreas se emplea el grafeno?
Continuando con el análisis de la toxicidad del grafeno, se analizó el trabajo de Xiaoli, titulado “El óxido de grafeno interrumpió la homeostasis mitocondrial al inducir la desviación redox intracelular y la disfunción de la red autofagia-lisosómica en las células SH-SY5Y” en el que se afirma que el óxido de grafeno provoca el desequilibrio REDOX, esto de los sistemas antioxidantes, lo que se traduce en la producción masiva de radicales libres ROS, que produce a la postre la tormenta de citoquinas mencionada anteriormente. Como consecuencia de estos procesos y del contacto con el óxido de grafeno, los cultivos de células neuronales presentaron apoptosis, estrés oxidativo, e interrupción del correcto funcionamiento mitocondrial, por lo que la viabilidad celular no era posible, provocando su muerte. En este estudio se observó que la NAC (N-Acetil-Cisteína) fue eficaz para protegerse de los efectos del óxido de grafeno, al reducir la apoptosis celular, lo cual coincidía con los tratamientos NAC aplicados a pacientes de COVID-19, conforme a la literatura científica.
Otro enfoque del objeto de investigación del grafeno en las vacunas es su aplicación micro/nano-tecnológica. De hecho el grafeno está ampliamente vinculado al desarrollo de chips, baterías, células solares, etcétera. Sin embargo resulto muy llamativa la aplicación del grafeno en memristores, en forma de puntos cuánticos de óxido de grafeno. El memristor es un ingenio eléctrico conformado por memoria y resistor, que permite relacionar la carga eléctrica y el flujo magnético, pudiendo ser descrito como una resistencia con memoria. El trabajo de Yan, titulado “Memristores basados en puntos cuánticos de óxido de grafeno” demuestra que los puntos cuánticos de grafeno y por extensión el grafeno puede actuar como un transistor o componente electrónico debido a su escala micro/nanométrica con una cantidad de energía muy reducida. Lo cuál podría interpretarse como un avance para la electrónica y la esperanza de cumplir la Ley de Moore. Sin embargo, también cabía la posibilidad de que la miniaturización de transistores a base de grafeno y derivados como los puntos cuánticos de grafeno, pudieran ser inoculados y desempeñar algún papel aún desconocido. Quizás la idea de neuromodulación y neuroestimulación fuera posible introduciendo este tipo de materiales con capacidades electrónicas. De hecho el óxido de grafeno podía regular la sinapsis neuronal, por lo que quizás no fuera descabellada la idea de la neuromodulación o la neuroestimulación.